¿Que es la educación ambiental?

El medio ambiente se ha transformado en poco tiempo en uno de los temas más importante de nuestra sociedad, y es por ello que a lo largo del mundo se está trabajando en fomentar y favorecer la concientización sobre el medio ambiente desde edades tempranas.

La educación ambiental tiene el poder de aumentar la conciencia y el conocimiento acerca de las temáticas y problemas ambientales, al hacerlo, le brinda herramientas a los niños, niñas y jóvenes para tomar decisiones informadas y medidas responsables.

La educación ambiental enseña a reflexionar sobre los distintos lados de un problema mediante la concientización y el conocimiento del ambiente. Así también estimula las normas de convivencia inclusivas y los valores.

La educación ambiental pretende que los más jóvenes hagan del cuidado de la naturaleza un estilo de vida, en lugar de limitarse a estudiarla. Esta disciplina busca que los menores desarrollen un pensamiento ecológico firme y potente, y lo utilicen para enfrentarse a los actuales retos medioambientales desde la participación y el compromiso.

Distintas universidades han estudiado otros importantes beneficios de la educación ambiental, en este sentido la totalidad de los estudiantes que pasaron por distintas etapas de educación ambiental lograron una importante mejora en áreas del conocimiento como ciencia y biología, adquiriendo también nuevos hábitos saludables de vida en sus familias.

 Nuestros grandes aliados: plantas y animales

La educación ambiental es un proceso de por vida que ya se incluye en programas educativos de las escuelas. Su enseñanza incluye aspectos teóricos y una importante intervención desde la experiencia práctica junto a los grandes aliados: plantas y animales.

El conocimiento sobre plantas, árboles, ríos, bosques, playas, pájaros e insectos ha demostrado favorecer a la concientización de otras formas de vida mediante las cuales el ser humano no se ubica en un sitio de privilegio sobre otras formas de vida.

Objetivos de la educación ambiental

Según la Unesco, los cuatro objetivos de la educación ambiental para niños son:

  • Concientizar y sensibilizar ante los problemas medioambientales.
  • Fomentar su interés por el cuidado y mejora del entorno.
  • Desarrollar en ellos la capacidad para aprender a cerca del medio que les rodea.
  • Ampliar sus conocimientos ecológicos, en temas como la energía, el paisaje, el aire, el agua, los recursos naturales y la vida silvestre.

En este sentido te proponemos algunas actividades que se pueden incorporar a la vida familiar, empezando por no minimizar la importancia de la consciencia ambiental:

  • En casa separa y recicla la basura. Habla sobra la importancia de que todas las familias lo empiecen a hacer.
  • Dale mucha importancia al cuidado del agua, haciendo un uso prudente y responsable, y no te olvides que las principales enseñanzas se hacen con el ejemplo.
  • Ahorra energía apagando la luz y electrodomésticos en desuso.
  • Valora la vida animal, favorece su cuidado y respeto. Concientiza sobre el maltrato y favorece buenas prácticas y convivencia. Mostrate cercano/a y cuidadoso/a de otras formas de vida.
  • Favorece el uso de productos que no dañen el ambiente, acompañando en la lectura de etiquetas e información sobre los procesos de fabricación.
  • Favorece hábitos alimenticios saludables y prácticas deportivas en ambientes abiertos, en contacto con la naturaleza.
  • Facilita el cuidado una planta desde pequeña conociendo sus ciclos y observando sus cambios.
  • Cultiva una pequeña huerta en casa, en espacios pequeños puede ser con una o dos variedades de hierbas aromáticas, adaptables a cualquier espacio del hogar donde entre la luz del sol.

Estas y otras medidas pueden significar una experiencia de enorme crecimiento para todo tu entorno. Anímate a crecer junto a tu familia incorporando hábitos saludables y amigables con el ambiente. Abrite a la experiencia de enseñar el amor por la Tierra, sus recursos y las distintas formas de vida.

 

 


La empatía en el trabajo

 

Empatía en el trabajo

La empatía es una competencia vital de la inteligencia emocional que surge en nosotros al comunicarnos y relacionarnos con los demás de manera natural. Es definida como la capacidad de entender y relacionarse con los pensamientos, experiencias y sentimientos de los demás en todos los ámbitos de la vida.

Las personas empáticas cuentan con una predisposición natural para el intercambio saludable, para construir vínculos desde la confianza y una especial capacidad para dar soporte a otras personas.

De este modo la empatía en el trabajo se constituye como un conjunto de habilidades en las que todos podemos trabajar para mejorar y desarrollar.

Apertura, escucha y aceptación

Un entorno laboral empático es aquel en el que es posible tomarse el tiempo para escuchar al otro demostrando apertura ante sus opiniones, sobre todo ante la diferencia. La apertura y aceptación son posturas ante los demás muy bien recibidas que eliminan miedo a ser juzgados y favorecen la construcción vínculos saludables.

Estas posturas validan la identidad del otro, dándole el apoyo necesario para poder expresarse genuinamente, favoreciendo la construcción de vínculos de confianza.

Comunicación consciente

Un entorno laboral empático es percibido como un espacio seguro en el que cada persona puede sentirse comprendida, escuchada y respetada. Para ello ser conscientes de nuestra comunicación es una de las claves para el relacionamiento saludable en todos los ámbitos. En este sentido la consciencia sobre nuestro lenguaje corporal, la elección de las palabras adecuadas y el cuidado sobre las necesidades del otro constituyen la base para un intercambio empático.

 

 

Consciencia sobre mis acciones

La consciencia de mis acciones en las tareas de otras personas es una de las habilidades más importantes a trabajar en el entorno laboral. Ser conscientes de las distintas repercusiones que nuestras acciones poseen dentro un sistema mayor resulta una de las herramientas más importantes para el desarrollo de un clima de trabajo saludable.  En acciones cotidianas como el aviso con antelación ante la imposibilidad de cumplir con lo acordado, la sensibilidad ante acciones que puedan sobrecargar a otras personas y la búsqueda conjunta de alternativas son situaciones en las que siempre podremos transitar desde la empatía. Desde la práctica cotidiana la colaboración con la carga de trabajo y las sugerencias constructivas resultan prácticas muy saludables y generadoras de empatía en todos los ámbitos.

El agradecimiento

La gratitud ante el apoyo recibido, ante una sugerencia oportuna o ante una escucha empática resulta uno de los aspectos más importante a la hora de la construir vínculos sanos. Agradecer implica reconocer el cuidado del otro ante una necesidad propia y es un gran facilitador de vínculos de confianza. Dar las gracias oportunamente implica valorar el lugar que el otro nos otorga y su compromiso con el bienestar ajeno y de del entorno.

Autocrítica

La capacidad de mirarnos y poder ver el impacto de nuestras acciones en los demás es un aspecto central en la construcción de vínculos sanos. Nuestro crecimiento en un equipo de personas implica poder desarrollar esta importante capacidad. En este sentido, la capacidad de volver a mirar nuestras palabras y acciones es una habilidad muy bien recibida los demás. Declarar y recomponer junto al otro es un gran constructor de confianza. Lejos de colocarnos en una situación de inferioridad colabora con el desarrollo de ambientes sanos y vínculos confiables, además abre el espacio para el desarrollo de esta habilidad en otras personas.

 

Mirada constructiva

El desarrollo de la empatía se encuentra compuesto por una serie de habilidades de inteligencia emocional que todos podemos desarrollar. Se trata de un desafío que nos habilita al crecimiento y desarrollo personal, facilitando la construcción de sitios seguros y de bienestar. El desarrollo de la empatía implica la capacidad de mirarnos de manera constructiva y pensar el lugar que ocupamos para otras personas.  Crecer en la forma de mirarnos, de vincularnos y de comunicarnos implica un desafío que vale recorrer.

 

Lic. Javier Regazzoni

 


Las manos, un poder creador

 

Trabajar con las manos

Trabajar con las manos implica un importante cuidado de nuestra salud mental y emocional.  Dibujar, tejer, esculpir, pintar, trabajar la tierra entre otras son valiosas actividades que logran una importante comunión entre las funciones cerebrales y el mundo de las emociones. Así también son una importante herramienta para aliviar el estrés, mejorar la plasticidad neuronal, favorecer la concentración y trabajar la ansiedad.

Las manos en la evolución

La fabricación de herramientas con las manos significó un importante avance evolutivo para nuestra especie. El sistema ojo -mano -cerebro representó una fabulosa alianza que sigue teniendo múltiples beneficios para las personas.

Este sistema bien conocido para la ciencia viene siendo estudiado desde hace décadas. En la actualidad las necesidades y desafíos para las personas se han ido transformando. El uso de la tecnología ha implicado una importante transformación de las sensibilidades y formas de interacción, y con ellas se ha devaluado el desarrollo de las habilidades manuales.

Las manos y sus grandes beneficios en todas las edades

Las actividades con las manos implican cambios fisiológicos muy beneficiosos, favorecen la producción de hormonas implicadas en el bienestar, reducen la producción de la respuesta al stress, mejoran la plasticidad neuronal creando nuevas conexiones en todas las etapas de la vida.

Las actividades manuales han demostrado tener importantes beneficios a nivel psicológico, siendo una herramienta fundamental para la reducción del estrés, la recuperación de los trastornos de ansiedad y han demostrado tener importantes beneficios para el trabajo sobre la depresión. En la esfera emocional las actividades manuales favorecen la instalación de estados mentales de calma y receptividad hacia el entorno en todas las edades, así también han demostrado ser una gran herramienta para el desarrollo durante la infancia.

En este sentido fomentar en niños las actividades que involucren las manos implica un gran facilitador para el desarrollo psicomotor, la creatividad y la concentración. Durante la infancia y la adolescencia las actividades manuales colaboran en el desarrollo de habilidades como el control de los impulsos, el desarrollo de la imaginación y la confianza en sí mismo. Trabajar con las manos en todas las edades implica la instalación de momentos de conciencia plena, esa profunda habilidad para situarnos en un tiempo presente, de profunda concentración y bienestar.

Poder transformador

Además de las implicaciones neuronales, psicológicas y emocionales, el trabajo manual esconde una magia muy especial: la posibilidad de construir algo nuevo que nace en nuestro interior, utilizando la imaginación y encontrando nuevos caminos para expresión. Esta profunda habilidad requiere la interacción de múltiples capacidades que unificadas dan lugar a algo nuevo.

El poder creador que está a tu alcance

Durante la vida adulta es cuando nos encontramos más alejados de las actividades que implican el desarrollo de actividades manuales, tanto es así, que soportes como el móvil o el ordenador están sustituyendo incluso la habilidad de escribir a mano. Siempre existe alguna actividad capaz de lograr ese profundo estado de bienestar que se encuentra a nuestro alcance. Así cocinar, dibujar, practicar cerámica, trabajar la tierra o plantar una flor generan una transformación material que redunda en el plano emocional. Trabajar con las manos habilita un poder creador que se encuentra a tu alcance.

 

Lic. Javier Regazzoni

 


Fotografía y salud mental

Con el avance de la tecnología en los dispositivos móviles muchas personas han encontrado en la fotografía la posibilidad promover su salud mental. El fácil acceso a la tecnología digital y medios posibles para su exhibición hacen de la fotografía una actividad accesible para todos. Detrás de cada fotografía interactúan distintos procesos mentales y emocionales que hacen de la fotografía una actividad de profundo bienestar.

Desarrollo de la concentración y reducción de stress

Quienes practican fotografía describen importantes beneficios en el desarrollo de habilidades como la concentración y una importante reducción del stress. Detrás de la elección de una imagen se esconden distintos procesos que contribuyen al desarrollo de bienestar. El trabajo de elegir una adecuada composición y perspectiva implican una delicada interacción de procesos mentales asociados al autocontrol y la concentración. La práctica de la fotografía ha demostrado favorecer el desarrollo de la concentración particularmente en personas con una mayor tendencia a la distractibilidad. Así también la fotografía contribuye al desarrollo de “consciencia plena”, la habilidad para concentrarse plenamente en lo que se está experimentando en ese preciso momento, pudiendo tomar distancia de pensamientos y preocupaciones cotidianas.

El mundo de los colores y las emociones

La profunda relación entre los colores y el universo de las emociones hacen de la fotografía una actividad con una profunda conexión interna. Los colores han demostrado tener una profunda relación con desarrollo y gestión de distintas emociones. En adolescentes particularmente ha demostrado tener importantes beneficios en habilidades como el control de impulsos y el desarrollo de una autoestima saludable. El uso de herramientas digitales hace de la fotografía una actividad especialmente atractivo para los más jóvenes

Herramienta de sanación

Además de los beneficios de la fotografía para la población general, hay usos puntuales para personas que se encuentran transitando distintas situaciones. Personas con dificultades para la comunicación verbal, trastornos del desarrollo o demencias encuentran en la fotografía un medio de expresión que les permite aumentar sus posibilidades de comunicación. En esta línea la fotografía testimonial, que centra su atención en algún aspecto específico de su autor, ha logrado hacer visibles distintas realidades, ya sean personales o comunitarias.

Vinculo sano con el entorno

El arte de la fotografía cuenta con la gran ventaja de la accesibilidad casi universal para todas poblaciones. A través de la fotografía observamos, recordamos y construimos imágenes de nuestro entorno y realidad , creando nuevos universos de expresión. El arte de tomar fotografías promueve una relación más profunda con el entorno y la comunidad, colaborando en el desarrollo de conciencia y cuidado sobre la naturaleza, la diversidad humana y la cultura.

Lic. Javier Regazzoni


Fin de año y nuevos comienzos

La finalización de un nuevo año suele venir acompañada de balances, reflexiones y distintas emociones. Culminar un ciclo siempre implica una importante movilización emocional a través del repaso de los grandes eventos que se fueron presentando.  Si bien es sano realizar balances debemos saber que hay distintas formas para acercarnos con una mirada constructiva sobre un ciclo que termina.

Difícilmente podamos llegar a definiciones concluyentes al finalizar un ciclo, para ello siempre es sano saber que los balances deben incluir algunos aspectos importantes para que sean justos con nosotros mismos e impliquen un acto de aprendizaje.

Los cierres de ciclos también implican el contacto con las dificultades que debimos afrontar y quizás lo continuamos haciendo. Seguramente durante este ciclo que termina se nos fueron presentando distintos desafíos, situaciones que no hubiésemos podido pronosticar, que nos atraviesan, sorprenden y demandan. Hablar de cómo nos sentimos, compartir con un interlocutor empático y permitirnos la emoción forman parte de un balance empático y constructivo. En ese sentido debemos favorecer una mirada amable y comprensiva con nosotros mismos, favoreciendo la aceptación y la construcción de aprendizajes para la vida.

Un balance del cual podamos obtener aprendizajes debe tener una mirada constructiva, que contemple aquellas situaciones que se presentaron distinto a como hubiésemos deseado, y que nos permita recordar que las personas construimos saber sobre a partir de las dificultades.

Un balance justo también debe incluir nuestra presencia para los demás. Poder preguntarnos sobre el lugar que ocupamos para las personas significativas de nuestras vidas, cuánto nos brindamos para el otro y cuan presentes logramos estar para los demás también hace a un balance justo.  Los objetivos cumplidos de los seres significativos de nuestras vidas también son nuestros.

Dar cierre a un ciclo siempre es un buen momento para reconocer a nuestros compañeros de ruta. Apreciar y declarar el papel de los demás durante los objetivos alcanzados y también su presencia ante las dificultades implica la posibilidad de dar un buen cierre a cada ciclo. Ser justos con los balances también es agradecer nuestros compañeros de ruta.

Cada cierre implica un nuevo comienzo con más herramientas. Crecer a la vida es volver a empezar, cada año y en cada ciclo.

 

Lic. Javier Regazzoni